Buscan agilizar transición hacia la agricultura ecológica en la Península

Mérida, Yucatán, 21 de agosto de 2017.- Especialistas en agroecología de Cuba visitarán diversos proyectos implementados en comunidades de Yucatán y Campeche a fin de diseñar un plan de trabajo para el fortalecimiento de proyectos de agricultura ecológica. Durante la semana del 21 al 28 de agosto, los expertos realizarán recorridos en milpas familiares en Balamtun para tener un acercamiento al programa Milpa y sistemas agroecológicos impulsado por el gobierno de Yucatán, así como en Maní donde conocerán la Escuela de Agricultura Ecológica de U Yits Ka´an. Como parte del recorrido también acudirán a parcelas de Poste, de Suc-Tuc, Bolonchén, Cancabchén y Xculoc en Campeche.
El objetivo es contribuir a la transición que se ha propuesto el gobierno de Yucatán hacia un modelo de producción que tenga como base el conocimiento tradicional para la conservación de la agrobiodiversidad, así como con los procesos autónomos de la escuela y de las comunidades.
 “Al término de esta visita tendremos muy claro los principales retos y oportunidades para afianzar este modelo en la Península y es una gran oportunidad para desarrollar un plan de trabajo entre el Programa Milpa y los agricultores, apoyados con el conocimiento y la experiencia de los expertos de Cuba cuyas experiencias podrán ser eje de un diálogo fecundo con los saberes de los milperos mayas de Yucatán para que puedan salir fortalecidos en sus estrategias de manejo de las selvas tropicales, con mecanismos más amables con el medio ambiente”, señaló el Dr. Carlos Bojórquez, director del Programa Milpa Maya y Sistemas Agroecológicos de la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior del gobierno de Yucatán.
“El Gobierno del Estado ha puesto manos a la obra en materia del impulso a un agricultura sustentable, tanto con la creación del Programa Milpa, que acompaña directamente a productores y los agrupa para tratar de tomar decisiones conjuntas; como con una serie de acciones jurídicas entre las que destaca la declaratoria de zona libre de transgénicos y la conversión en área natural protegida del Parque Ichkool Balamtun, en el municipio de Tinum”, por citar algunos, abundó Bojórquez. Este encuentro es parte del trabajo que Greenpeace ha venido desarrollando desde 2015 para tener un modelo de agricultura que garantice alimentos sanos, suficientes y de calidad, un modelo de agricultura que combine la innovación con el respeto por el medio ambiente y la diversidad y que recupere las prácticas ancestrales de las comunidades en el manejo de la tierra y la producción de alimentos, es decir, un cambio sustancial del modelo de agricultura industrial, devastador y contaminante al que seguimos anclados en México, a un modelo de agricultura ecológica donde la gente, consumidores y productores estén por encima de los intereses de las grandes empresas que pretenden controlar la alimentación en el mundo.
“En 2016, en el marco de la COP13, los tres gobiernos de la Península (Yucatán, Campeche y Quintana Roo) firmaron un Acuerdo por la Sustentabilidad de la Península de Yucatán que incluye Zona Libre de Transgénicos (ZLY) (1) y la promoción de la agricultura orgánica. Sin embargo, es importante reforzar el acuerdo con puntos de acción y una hoja de ruta para que no quede solo en un posicionamiento público. El gobierno yucateco instituyó el Programa de Milpa maya y sistemas agroecológicos y decretó al estado como zona libre de transgénicos (ZLT), sigue faltando que los gobiernos de Quintana Roo y Campeche hagan lo propio e inviertan en la agricultura ecológica. Los cultivos de soya transgénica, los campos mecanizados y el uso excesivo de agrotóxicos que terminan en los cuerpos de agua no propician la sustentabilidad en la Península”, alertó Aleira Lara, líder del programa de Agricultura y Alimentación de Greenpeace México.
“Lamentablemente las comunidades se siguen enfrentando a grandes intereses que están acabando con la Selva Maya, la apicultura y milpa; y que pretenden imponer un modelo de agricultura industrial depredador y contaminante. En Hopelchén, los grandes monocultivos, como el de soya transgénica, están provocando una
gran deforestación, el desplome de la apicultura, la contaminación del agua y de todo el ambiente. El uso de grandes cantidades de plaguicidas y las crecientes fumigaciones aéreas ponen en riesgo la salud y la vida de la población, especialmente de niños y niñas.
Comunidades y organizaciones mayas están en búsqueda de alternativas para tener una agricultura sustentable en su región, sin embargo, es urgente que se detenga la
destrucción y el envenenamiento masivos provocado por los productores agroindustriales y solapado por autoridades que se hacen de la vista gorda ante las innumerables prácticas ilegales en las que se sostiene este modelo productivo”, denunció José Manuel Poot, de la comunidad Suc-Tuc, Campeche.
Nadie ha dicho que una transición de este tipo sea inmediata y sencilla, pero tampoco imposible. El trabajo que viene realizando la Escuela de Agricultura Ecológica de U Yits Ka´an es un ejemplo de que es posible.
“Desde hace 22 años U Yits Ka’an ha optado por recuperar los saberes tradicionales y la sabiduría ancestral, en lo que a agricultura se refiere. Ha navegado por las aguas del diálogo de saberes entre lo tradicional y lo científico. Ha formado a numerosos promotores de Otra Agricultura, no la convencional, dependiente, excluyente y altamente contaminante. La genuina agricultura que mantiene un vínculo estrecho con la Madre Tierra, la que dio sustento a los diversos pueblos originarios y que hoy nos sigue proveyendo alimentos sanos, una mayor conciencia ecológica. Las familias involucradas con U Yits Ka´an evitan liberar metano al medio ambiente y recuperan semillas criollas. No ha sido fácil, hemos navegado contracorriente, contra las políticas públicas de los sucesivos gobiernos que no han hecho sino favorecer a multinacionales que están patentando semillas; contra una mentalidad arraigada en muchos campesinos/as que continúan usando agrotóxicos”, dijo Atilano Ceballos representante de U Yits Ka´an.
Cuba es un ejemplo al haber pasado de ser un país donde en los años 50 se producían alimentos con un sistema de agricultura industrial (monocultivos, alto uso de insumos químicos y sobreexplotación de recursos naturales) a ser un país donde actualmente, los agricultores cubanos, en ciudades y áreas rurales producen cerca del 80% de los vegetales y frutas que el país consume. Además, el número de cooperativas incrementó del 15% de la tierra cultivada en 1989 a más del 70% en la actualidad y produce alrededor del 70% de la comida cultivada nacionalmente (86% del maíz y frijoles cultivados y el 90% de los vegetales. El país también redujo su consumo de agroquímicos en un 75% en los últimos 20 años.
La transición de la agricultura convencional a la ecológica, no es un mito; un ejemplo de ello lo constituyen los modelos implementados en Cuba. La reconversión agroecológica cubana fue una etapa de mucho esfuerzo de especialistas, productores y decisores, pero existen resultados relevantes que demuestran su veracidad. Para describir las iniciativas y experiencias de las comunidades agropecuarias, referimos a la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, organización líder internacional en la generación de modelos agroecológicos con alto impacto en el desarrollo sostenible, la cual se ha dedicado durante cincuenta y cinco años a la formación de capacidades que desarrollen estos modelos, dirigido a fomentar el desarrollo económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar humano. Sin duda, la agroecología es la agricultura del futuro”, señaló la Dra. Maybe Campos, Subdirectora del Centro y Directora de la Escuela de Formación, Estación Experimental Indio Hatuey (Matanzas, Cuba).
El compromiso de la Estación con la Península de Yucatán se instituyó el 16 de enero de 2017, con la firma de los convenios de colaboración con Greenpeace y el Dr. Carlos Bojórquez, director del Programa Milpa Maya y Sistemas Agroecológicos. “Este propósito es factible –acotó Campos- porque se cumplen dos requisitos fundamentales para la transición a la agroecología: uno es la voluntad política del gobierno de Yucatán, y otro, la alianza con una institución que se dedica a la formación de capacidades en estos temas”.

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